El estilo de decoración Wabi Sabi es la representación más clara de lo natural y de lo auténtico, de la belleza en su estado más puro, de la ausencia de artificios.
En él, el paso del tiempo no es un problema, ni se pretende disimular, sino que pasa a ser algo que debemos honrar y celebrar.
El Wabi Sabi es, en pocas palabras, una oda a la imperfección de las cosas más bellas y simples de la vida y la naturaleza.
Wabi Sabi, la belleza de la imperfección.
Es difícil definir las palabras Wabi Sabi ya que, más allá de ser un concepto concreto y tangible, engloba toda una filosofía de vida.
El Wabi Sabi se puede experimentar durante un momento de reflexión, al contemplar un viejo mueble en un mercadillo, tomando el té, o viendo las marcas de uso de nuestras herramientas de restauración más maltratadas.
Incluso podemos encontrar obras arquitectónicas influenciadas por el Wabi Sabi y ejecutadas de manera innovadora, como es el caso de La Querola d’Ordino en Andorra.
Es lo opuesto al consumismo rápido y efímero de nuestros días, y nos transporta a otra época en la que conservar y cuidar tenía mucho más valor que estrenar, en la que calidad era más importante que la cantidad.
El Wabi Sabi no solo no evita la imperfección, sino que la realza intencionadamente como una forma de reivindicar la autenticidad de lo natural.
En sus orígenes, la palabra Wabi se asociaba a la soledad de vivir en la naturaleza.
Hoy se refiere a una especie de simplicidad rústica característica de los elementos que encontramos en la propia naturaleza y, al mismo tiempo, de ciertas creaciones artesanales hechas por el hombre.
La palabra Sabi representa el paso del tiempo, pero no de manera idílica, sino destacando el deterioro y la decadencia que supone.
El Wabi Sabi en la decoración
Naturalidad, simplicidad y autenticidad, por encima del diseño impersonal de productos fabricados en masa.
A la hora de aplicar el Wabi Sabi a la decoración de un espacio, un lugar de trabajo, una habitación de hotel o una vivienda, esa es la primera idea sobre la que deberíamos empezar a trabajar.
Segunda idea: nada es perfecto, nada es permanente y nada está 100% completo.
Recuerda que la decoración Wabi Sabi no va de lineas rectas o de ser minimalistas, ni de muebles que duren toda la vida, ni de conseguir el máximo confort.
Más bien consiste en aprender a disfrutar de las cosas sencillas y en aceptar lo bueno y lo malo del paso del tiempo.
Su estética es salvaje, cruda, simple a la vez que compleja, y su belleza radica en la imperfección de los elementos.
Una imperfección perfectamente orquestada que provoca admiración en quien la contempla, aunque a veces también puede provocar rechazo.
Características
Hay ciertos elementos característicos de este estilo de decoración que debemos tener en cuenta.
Colores
Utilizaremos colores orgánicos que encontraríamos en la propia naturaleza, dejando que los tonos marrones, grises, verdes, incluso negros, sean los protagonistas de la escena.
No obstante, que nadie te impida incorporar tonos beiges, arena o blancos, si quieres darle un toque (extra)luminoso al espacio.
Materiales
La madera vieja, incluso decapada, el hierro, el hormigón, las fibras vegetales…
Cualquier material, especialmente si puede aportar carácter y textura al conjunto, es bienvenido.
Mobiliario
Si tienes las oportunidad, visita tiendas de muebles usados, mercadillos, anticuarios y todo lugar donde puedas encontrar mobiliario con historia.
Olvidémonos por un momento de la sofisticación y centrémonos en la autenticidad, en las marcas de uso, en el toque de óxido en tiradores y cerrojos de hierro, en esa madera rugosa, sin tratar, con heridas infringidas por el paso del tiempo.
Y, para terminar, los muebles, cuanto más bajos y cerca del suelo, mejor. Así podremos estar más en contacto con nuestras raíces y con nuestra verdadera naturaleza.
En el Wabi Sabi caben los muebles irregulares, asimétricos, en definitiva, imperfectos.
Las piezas hechas a mano tienen prioridad, y si son de otra época, mejor.
Se nos ocurre, por ejemplo, incorporar una mesa tocinera hecha a mano y restaurada por nosotros mismos.
¿Qué te parece la idea?
Textiles
Y llegamos a los textiles, sin sorpresas.
Nos iremos, sin dudarlo, hacia las telas naturales como el lino, el bambú, el algodón o la lana, y evitaremos las telas sintéticas a no ser que no nos quede alternativa.
Conclusión
Mientras que en otros estilos de decoración tendremos que poner toda la carne en el asador en cuanto a conocimientos y creatividad, en el Wabi Sabi nos podemos relajar un poco más.
No obstante, no podemos perder de vista el objetivo final: conseguir un espacio en el que la simplicidad, la tranquilidad y la armonía entre los diferentes elementos, nos ayude a vivir mejor.
Como decíamos al principio, el Wabi Sabi tiene algo de estilo decorativo, mucho de filosofía y una enorme dosis de estilo de vida.
Y eso hace que no sea para todos porque nada a contracorriente en un mundo en el que lo esencial ha dejado de ser lo importante, en el que lo urgente prevalece frente a lo necesario y en el que, lo nuevo, tiene más valor que lo vivido.